Los primeros bailarines
Si la coreografía tanguera evolucionó paralelamente a la música y sus figuras se nutrieron de las mismas fuentes, los géneros importados y los criollos, es justo ubicar a los primeros bailarines entre los creadores del tango. Obviamente, los primeros-primeros no dejaron registros de sus nombres cuando hacían burla a los bailes de los negros en las puertas de un candombe o cuando innovaban en las figuras de una habanera o de un tango andaluz.
Pero la tradición oral y algunas crónicas recuerdan nombres que se hicieron famosos con sus corridas, cortes y quebradas: el Flaco Saúl, Mariano Cao, el payador y gran cantor de fin y comienzo de siglos Arturo de Navas y Juan Filiberto, padre de Juan de Dios Filiberto el autor del famoso Caminito. Sólo de estos dos últimos hay noticias algo más confiables que la mera leyenda. Filiberto, alias "Mascarilla", era de profesión albañil aunque regentó hacia fines de siglo dos casas de baile: el Bailetín del Palomar, cercano a la esquina de Suárez y Necochea, y otra en Brandzen y Villafañe. Su hijo Juan de Dios lo describió como una persona "alegre, un poco despreocupado de todas las cosas, pero simple y bueno, tenía la risa fácil y el humorismo brillaba en sus ojos y se escapaba de su boca casi sin que pudiera evitarlo. Cantaba con una voz agradable de tenor y me gustaba escucharlo. Bailarín por naturaleza, de los mejores bailarines de tango boquense; su fama estaba bien reconocida".
A su vez, las condiciones de De Navas como bailarín quedaron documentadas en 1903 en fotos publicadas en Caras y Caretas. Apenas se sabe de él que nació en la ciudad uruguaya de Paysandú alrededor de 1876, y que murió en Buenos Aires en 1932.
Si la coreografía tanguera evolucionó paralelamente a la música y sus figuras se nutrieron de las mismas fuentes, los géneros importados y los criollos, es justo ubicar a los primeros bailarines entre los creadores del tango. Obviamente, los primeros-primeros no dejaron registros de sus nombres cuando hacían burla a los bailes de los negros en las puertas de un candombe o cuando innovaban en las figuras de una habanera o de un tango andaluz.
Pero la tradición oral y algunas crónicas recuerdan nombres que se hicieron famosos con sus corridas, cortes y quebradas: el Flaco Saúl, Mariano Cao, el payador y gran cantor de fin y comienzo de siglos Arturo de Navas y Juan Filiberto, padre de Juan de Dios Filiberto el autor del famoso Caminito. Sólo de estos dos últimos hay noticias algo más confiables que la mera leyenda. Filiberto, alias "Mascarilla", era de profesión albañil aunque regentó hacia fines de siglo dos casas de baile: el Bailetín del Palomar, cercano a la esquina de Suárez y Necochea, y otra en Brandzen y Villafañe. Su hijo Juan de Dios lo describió como una persona "alegre, un poco despreocupado de todas las cosas, pero simple y bueno, tenía la risa fácil y el humorismo brillaba en sus ojos y se escapaba de su boca casi sin que pudiera evitarlo. Cantaba con una voz agradable de tenor y me gustaba escucharlo. Bailarín por naturaleza, de los mejores bailarines de tango boquense; su fama estaba bien reconocida".
A su vez, las condiciones de De Navas como bailarín quedaron documentadas en 1903 en fotos publicadas en Caras y Caretas. Apenas se sabe de él que nació en la ciudad uruguaya de Paysandú alrededor de 1876, y que murió en Buenos Aires en 1932.