TANGO QUE ME HICISTE BIEN
Aunque de familia tanguera, nunca me sentí atraído al tango. Si mi queridos escuchas. No suena mal si aclaramos que empecé mi secundario alla por los años 70 cuando los náufragos hacían historia en los recién iniciados bailarines; y los Beatles no terminaban de envejecer…
Mis tíos, hermanos de mi viejo, gozaban en Mendoza de una todavía intachable reputación de los Piazzola mendocinos y allí, entre los engominados y pasados de moda galanes cordilleranos, iba creciendo yo, mezcla rara de beatle con tonada mendocina y algo de sabor a tango ya un poco gastado para los años 70
No faltan a mi memoria los recuerdos de las miradas que esquivábamos al bailar con las señoras mayores para mí en esa época…
Aclaro, señoras que hoy degustaría con sumo placer de lo hermosas y bien conservadas que estaban; y sigo, miradas de señoras que ahora desde la perspectiva de un cincuentón entiendo, y que al bailar separados como se usaba en esos años, me decían con mucha queja.
“AHORA LOS MUCHACHOS NO MIRAN A LOS OJOS A LAS CHICAS CUANDO BAILAN”
Sinceramente eran frases que nunca entendí. O mejor dicho hasta ahora nunca las entendí!
Adormeció el paso del tiempo mi estirpe bailarina por más de treinta años hasta que la vida me empezó a pasar algunas facturas:
Menos pelos en mi cabeza, algunas varias arrugas en mi rostro y uno que otro achaque que decían que este bepi se estaba por recibir de pasa de uva……..En fin, cachetazo va y cachetazo viene, un día me miré bien al espejo y entendí que lo que no hice hasta ahora, no lo haría jamás si no me ponía las pilas.
Justo entre estas conclusiones, me quedé solo, como un gil a cuadros que cuando se cree langa lo bajan de un talerazo…….Que aterrizaje forzoso por Dios……!
A decir verdad, las nenas; por supuesto de mi edad no me anduvieron fallando, eso facilitó mi retorno a la danza; pero las dotes de bailarín reincidente después de tanto tiempo me le estaba faltando lo esencial, la estirpe tanguera que de hecho corría por mi sangre.
Yo miraba y miraba como algunos eruditos de pie ligero dibujaban en los pisos de los salones, esa cosa tan especial que es el ritmo del 2x4 y nunca atine a poner un pie en la pista; le hacía a todos los ritmos, incluidos los brasileros, sin excluir valses y cumbias, cuartetos y hasta el baile de la botella pero del 2x4? Mmmmm.
Una tarde de verano, hace muy poco tiempo, una amiga me invito a una clase de tango, sí; del tango de mis ancestros y dije sí.
Como un niño ingresé a la pista y me hicieron contar. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete y ocho. Una y otra ves…..
Había entre medio un cambio de pie muy difícil de sortear que no se parecía en nada a las otras danzas ya sabidas; una toma muy aferrada de la dama que indicaba una situación de poder, de manejo poco vista en los otros bailes y una sensual manera de llevar a la chica y detenerla, tan solo con un gesto, un ademán o un pie colocado justo en el momento de dar la orden de parar..!
En medio de tanta cosa nueva en la pista de baile, se entrelazan las piernas, pechos y giros, tanto del hombre como de la mujer, que cuesta no entusiasmarse y avanzar sobre los amores de la chica…
Acompaña esta excitante manera de bailar, la mirada penetrante de los bailarines, que no dejan momentos sin observarse….No es difícil concluir a esta altura del relato, que este viejo bailarín retornó mentalmente a aquellos momentos en que las damas de mayor edad, le reclamaban miradas de pareja en un momento histórico en que el joven no entendía lo que la danza le brindaba; esa conexión con la danza le ponía frente a sus ojos.
Pero como en la historia de los hombres no hay discípulo que no quiera superar al maestro, en la primera de cambio, este langa fracasado quiso probar sus nuevas habilidades en el centro del mundo tanguero, un centro de jubilados. Allí bailó, se equivocó y solucionó todo lo que quiso y llegó a la conclusión de que la frase adecuada para el que a esta altura de su vida se liga fuertemente al tango es:
TANGO QUE ME HICISTE BIEN….
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